lunes, 22 de febrero de 2010

DEPENDENCIA AFECTIVA Y APEGO

(Por Gregoriano Bivolaru)


Debemos observar permanentemente y mantener la medida justa sobre todas las relaciones complejas y especialmente sobre aquellas mantenidas con personas del sexo opuesto, ya que Dios Padre debe ser el eje, en algunos casos obsesivo, de nuestras vidas.

Excepto Dios El Padre, en primer lugar y en segundo, nosotros mismos, nadie debe ser considerado responsable de nuestra propia felicidad y transformación interior. En general, se nota que los seres humanos se enamoran, algunos, poco a poco, otros rápidamente, incluso, instantáneamente y la intensidad de su amor es directamente proporcional al entorno transfigurador, armonioso, creativo y divino que le otorguen a esa relación. Como todos sabemos, el apetito viene comiendo y el amor llega y se amplifica sin límites, amando.


Cuando amamos el centro de fuerza ANAHATA CHAKRA es energizado y activado.


No es posible amar a un ser humano si al día siguiente después de hacer el amor, descubrimos que, en realidad, ya no lo amamos. Es importante que en todas nuestras relaciones emocionales no nos confundamos considerando nuestros placeres pasionales y sexuales del cuerpo como un amor profundo.

Desafortunadamente, existen muchos seres humanos que toman al simple placer sexual como si fuese amor. Si tenemos la lucidez necesaria, podemos darnos cuenta que los seres de ese tipo no fueron flechados por Cupido como ellos imaginan. La ilusión de enamoramiento, la de sentir un intenso y profundo amor es a menudo conectado al deseo sexual y algunas tendencias de seducción sexual en la cual el amor es insignificante o a veces no existe en lo absoluto, son relaciones que a veces están basadas solo en el apego pasional y también en ciertas formas de dependencia emocional exagerada, obsesiva y disarmoniosa. Cuando amomos, sentimos la dinamización y energización, a veces extraordinaria, del centro de fuerza ANAHATA CHAKRA y por lo tanto sentimos una intensa respuesta emocional que proviene del otro ser humano y permite que nos percatemos de que la relación esta basada enteramente en la reciprocidad. En tales situaciones, los estados eróticos pueden sentirse como una mezcla extraordinaria entre las energías del amor y las energías sexuales amorosas que aportan dentro del universo interior de dos amantes un elixir celestial sui generis, producido por el apareamiento de esas energías del amor y las energías sexual-amorosas que desatan estados eróticos.

Cuando sentimos predominantemente solo un estado excesivo de pasión (un intenso deseo sexual que no tiene nada de afectuoso en sí y en el cual el centro sutil de fuerza ANAHATA CHAKRA no se siente en absoluto) debemos ser cuidadosos con tal estado que no prueban una experiencia basada en el amor sino, que muestran una exageración evidente de los impulsos sexuales pasionales, los cuales en ciertas ocasiones pueden convertirse, incluso, en obsesivos.

Pero más allá de todo esto, no podemos negar que entre dos personas que tienen ciertas afinidades el amor a primera vista puede aparecer y que esto creará una profunda relación amorosa entre los dos, la cual puede ser extraordinaria, basada en reciprocidad, transfiguración y respeto. Al hacer el amor con continencia sexual y consagración de los frutos, se contribuirá a la aparición de ciertos y extraordinarios saltos interiores. Esos saltos serán fácilmente posibles atrayendo las sutiles energías del amor en el seno del universo común de los dos amantes, que a su vez cada uno de ellos atraerá mediante ciertos procesos ocultos de resonancia en la esfera interior. Al mismo tiempo ofreciendo esa energía al otro, ambos reciben, uno del otro, el fluir sobrecogedor del amor que cada uno de ellos proyectará sobre el otro de una forma intensa y conmovedora. Solo en una relación basada, primero que todo, en amor recíproco, respeto, transfiguración y afinidades, uno puede decir que están dadas las condiciones que atraerán estados de felicidad y extraordinaria armonía en esa pareja.


El amor nos ofrece el establecimiento de un despertar interior y conocimiento de nosotros mismos.


Una relación tan armoniosa basada en amor recíproco atraerá la posibilidad de amarnos a nosotros mismos con la ayudad agregada de una visión renovadora y profundamente transformadora de transfiguración proveniente del ser humano del sexo opuesto que nos ama. Mediante su poder de transfiguración, el o ella despierta en nosotros diferentes aspectos insospechados que habían estado dormidos hasta ahora o solo parcialmente despiertos debido al débil conocimiento de nosotros mismo y a un amor anémico que tenemos hacia nosotros mismos. Consecuentemente, desde el punto de vista de los iniciados, es obvio que en el caso de una relación de amor basada en la transfiguración, amor recíproco, continencia y consagración a Dios Padre aparecen los fundamentos de un estado de interiorización y de conocimiento propio, el cual, puede realizarse espontáneamente de una manera placentera y sorprendente mediante la visión transfiguradora intensa que el otro proyecta sobre nosotros a través de la energía del amor que el o ella insufla.

Entonces, se torna evidente que cada relación amorosa (y también en las relaciones paralelas, basadas en amor, que aceptamos y nos comprometemos en ellas creativamente) cuando se fundamenta en amor recíproco, atrae dentro de nuestro universo la energía del amor que le damos al otro. Asimismo, nos beneficiamos del abrumador flujo de amor que proyectado hacia nuestro universo interior y es dirigida hacia nuestro ser, hacia nuestro microcosmos por el otro ser que nos ama. De esta forma, podemos decir que en la relación amorosa basada en el amor recíproco nos beneficiamos doble e incesamente de ambas energías sutiles del amor, que son atraídas dentro de nuestro universo cuando amamos a otro. A su vez, lo somos de aquellas que captamos dentro de nuestro universo cuando son proyectadas sobre nosotros por el ser humando del sexo opuesto que nos ama.

Esto contribuye a la aceleración sorpresiva del proceso de conocimiento y al mismo tiempo, revela ciertos aspectos misteriosos que existen en nuestro universo interior que nos ayudarán a amarnos a nosotros mismos canalizados por la visión transfiguradora del otro ser humano que nos ama. En este proceso toma lugar el despertar de diferentes aspectos dormidos y por lo tanto elementos latentes que estaban en un estado germinal en nuestro universo comienzan a tomar vida bajo el flujo de la energía del amor que es modulada por el ser humano del sexo opuesto que nos ama. Este complejo proceso exterioriza estados de felicidad, plenitud y transformaciones espirituales internas que suceden espontáneamente en relaciones armoniosas basadas, antes que nada, en amor recíproco y transfiguración. Debemos considerar que todos estos procesos no ocurren instantáneamente, aparecen y toman lugar gradualmente. Ese es el motivo por el cual debemos tener paciencia cuando sea que sintamos al amor hacernos un guiño, es importante que nos abramos hacia sus misteriosas energías, así como no debemos nunca perder de vista que Dios Padre esta presente permanentemente dentro de la energía del amor. Debemos tener en mente que cuando sea que la energía del amor esta presente, también esta presente Dios Padre. Entonces, nos percatamos que a través de la energía fundamental del amor damos importantes pasas para descubrir a Dios Padre; ya sea que la energía este dentro de nuestro propio ser o en el ser humano que amamos de manera intensa, profunda y transfiguradora.


El apego o la dependencia afectiva aparece mayormente cuando el amor decrece en intensidad.


Más allá de lo antes señalado, es necesario notar que los estados de apego o dependencia emocional aparecen y crecen especialmente cuando la misteriosa energía del amor decrece en intensidad y se mezcla, en el universo de los dos amantes, con otras energías inferiores, tales como la del apego exagerado, de la vanidad y del egoísmo. Todo esto desentraña gradualmente otra mezcla interior. Así como la pura, divina y sublime energía del amor disminuye, las sutiles energías tormentosas y tensas de los celos, de la posesividad, del apego, de lo inferior, de lo inferior, de las bajas pasiones, a veces incluso, de la obsesión, aparecen en el universo interior de uno de los amantes o de los dos, mediante una inducción inferior extrañamente recíproca.

Por lo tanto, es esencial tener en mente, que si las energías del amor decrecen en intensidad y son reemplazadas con otros procesos de resonancia, con estados inferiores como los celos, el apego, el entorno desarmonioso, aparecerá el estado de dependencia emocional dentro del universo de uno de los amantes o, en algunas situaciones trágicas, en ambos universos y se establecerá poco a poco.

Este estado de dependencia emocional determina la disminución hasta la insignificancia y desaparición de las energías del amor que existieron al inicio, cuando la relación amorosa comenzó y generó dentro nuestro energías altas, puras, sutiles y paradisíacas.

Consecuentemente, en el caso de tan tóxicas y dañinas mezclas (en la cual la energía del amor se encuentra sólo en una proporción de 3% o incluso 1%) las energías bajas e inferiores (tales como el apego excesivo, los celos, la posesividad exagerada, la vanidad, el deseo salvaje de manipular, el control de los otros a toda costa quitándoles su libertad) contribuyen a la aparición de un estado atormentado, más o menos tenso y a veces obsesivo de una llamada dependencia afectiva y de una apego pasional que prueba que en ese caso el amor esta prácticamente ausente, siendo reemplazado por otras resonancias que nos engañan. Debido a nuestra falta de lucidez y discernimiento, sobretodo si comparamos lo que sucede luego de un año o incluso algunos meses con los estado que tuvimos en el momento mágico y divino del inicio de nuestra relación amorosa.

Muchos pueden ser engañados por este desliz en el extraño abismo y pueden confundirse debido a su pasión exagerada, al deseo de esclavizar y subordinar completamente al otro, la tendencia a manipularlo y controlarlo (que permite el despertar y crecimiento de un desarmonioso, tenso, atormentado y obsesivo apego) con el estado de pureza y amor predominante que existía indudablemente al inicio de la relación de los dos amados.

Desafortunadamente, debido a la ignorancia e indulgencia hacia los estados de envenenamiento, en los cuales la energía del amor manifestada por ambos amantes se hace mínima y decrece notablemente a uno de los dos amantes y en lugar de una relación basada en amor puro, divino, transfigurador y elevado, en lugar de una relación basada en el intercambio y la interacción preponderantemente afectuosa, elevada, pura; aparecerá y será aceptada una relación basada en energía bajas, tensas y atormentadas. Esto también es expresado a través del extraño apego de los celos patológicos, del egoísmo envolvente que se instala a posterior de la dependencia afectiva. Esta dependencia determina a mucha gente, especialmente a la gente común, a cambiar bellas y plenas relaciones de amor basadas en la predominancia de la energía del amor, (o en otras palabras que esta basada en energías afectivas) por relaciones de exagerada pasión, sexualidad predominante que muy a menudo están mezcladas con energías del apego y el egoísmo. Esto determina a los dos amantes, que al principio experimentaron estados paradisíacos , sentirse tensos, atormentados estados de apego, celos y posesividad que prueban un cualitativo descenso del intercambio de las energías del amor entre ellos. En lugar de relaciones de amor, fueron reemplazadas por intercambios bajos en la frecuencia de vibración que conjuran relaciones basadas en pasión exagerada, sexualidad pobre, posesividad y egoísmo que no logran despertar en absoluto ni dinamizar las cualidades y sentimientos sublimes del universo interior. Pero sí, muchas clases de manifestaciones bajas, de niveles inferiores aparecerán entre ellos y tendrán la tendencia a crecer exageradamente.

Esto los enfrenta a una regresión de las cualidades y estados que la relación genera, sin que ellos se den cuenta, en realidad, todo esto es una disminución de la energía del amor que apareció entre los dos. Por lo tanto, uno de ellos o ambos ya no más nutren su ser con las energías altas y divinas del amor como lo hicieron al principio cuando ambos vivieron el momento mágico del comienzo de la relación que se basaba en una proporción muy alta en la predominancia de las energías del amor en sus universos.


La relación amorosa sufre debido al apego y a la dependencia afectiva.


La aparición de estados tan exagerados de apego y dependencia afectiva puede ser entendida fácilmente asociando estos conceptos acerca de los fenómenos energéticos sutiles. Es decir, la aparición de energías bajas predominantes, desatadas por los estados de apego, pasión sexual o celos, en lugar del amor. Esto explica, entre otras cosas, por qué al comienzo de la relación basada en amor es fácil desarrollar este tipo de relaciones con un ser humano que manifiesta poderosas tendencias hacia el apego y la dependencia afectiva. Si no consideramos esas tendencias como suficientemente serias y comenzamos a hacer compromisos, inclinándonos más y más hacia las exigencias egoístas y pasionales de ese ser humano, esperando de esta forma complacerlo y hacerlo feliz. Podremos ver que a medida que llevamos a cabo esos compromisos la relación de amor empieza a sufrir. A medida que aceptamos eso, en lugar de amor, aparece intercambios bajos, que son desatados por un apego enfermizo y posesividad o celos. Se torna evidente que la tendencia de ese ser humano se acentúa más en esa dirección y por eso su amor real disminuye siendo reemplazado al poco tiempo por la manifestación de un apego horroroso tenso y atormentado que se conjura y crece reemplazando al flujo de amor (que florece tanto como es posible desde el centro sutil de fuerza ANAHATA CHAKRA) con flujos bajos de energía que se encallan y se conectan mediante la resonancia con los niveles inferiores del universo interior del ser que se desvía del puro, intenso y sobrecogedor estado de amor. Entonces, a medida que el crecimiento exagerado de estas estados bajos e inferiores se acentúa, el amor es reemplazado por una caricatura, que el ser humano que es indulgente en este estado no observa y no se da cuenta que lo que siente ahora es diferente a lo que existía y se manifestaba sencillamente en el mágico momento del inicio.


Extraído del cuaderno espiritual del Simposio Internacional de Yoga – Costinesti 2009

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